Cantando el Cantar de los Cantares

Desde hace mucho tiempo que oí y leí sobre el Cantar de los Cantares, atribuído al Rey Salomón en el siglo X a.C. De una manera que no dudo en calificar como estúpida de mi parte, no había leído el texto por falta de curiosidad. Terrible! Tengo unas tres biblias, dos de ellas católicas y una tercera que es protestante. Tengo una cuarta Biblia que recibí de mi hijo Pablo, pero está escrita en árabe. Las he guardado por mucho tiempo y recién las desempolve.

Texto de la Biblia Protestante (después del Eclesiastés y ante de Isaías) / Foto mía

Dos o quizás tres asuntos fundamentales de mi vida cambiaron y leí el Cantar. Mis amores me dejaron y tuve un paro cardíaco. En el proceso de rehabilitarme los tres me llevaron a descubrir la poesía. Me llevaron también a realizar numerosas conversaciones sobre el amor romántico y sobre nuestras conversaciones con los seres que amamos. Y alguna de estas conversaciones me llevaron al Cantar de los Cantares, del Rey Salomón.

No sé si el rey haya existido o no. Tampoco sé si, como numerosos textos antiguos, fue escrito por uno o varios autores, y tampoco sé si eran hombres o mujeres, o ambos. Lo cierto es que es un texto breve y muy hermoso. La versión que leí tiene 8 capítulos con un total de unos 120 versículos.

“Es la esposa quien reconoce lo bello de su amado. Soy morena (el sol me miró) y me puedes amar. Él reconoce las mejillas, el cuello, sus ojos, el dulzor que lleva puesto. La voz del amado es especial. . Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz. Mi amado es mío y yo suya. ¿Habéis visto al que ama mi alma? Ved al rey Salomón el día del gozo de su corazón. Toda tú eres hermosa, amiga mía. Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, para apacentar en los huertos, y para escoger los lirios. Aparta tus ojos de delante de mí, porque ellos me vencieron. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Aprsúrate, amado mío, y sé semejante al corzo, o al cervatillo, sobre las montañas de los aromas”.

He mirado los comentarios de diferentes pensadores sobre el Cantar y he seleccionado dos de ellos.

Uno de ellos es el de Fray Luis de León, filósofo y religioso del siglo XVI, quien tradujo el Cantar de los Cantares desde el hebreo, para ilustrar a su prima Isabel de Osorio, quien no podía leer Latín. Por esta traducción, Fray Luis de León fue juzgado por la Inquisición. “Decíamos ayer…” fue el encabezamiento de sus sesiones después de los 5 años que demoró su juicio absolviendo su caso.

En su traducción aparece Dios (que nos ama infinitamente), el Amor y el ser humano. Luego, estarían representados el Espíritu Santo, la encarnación de Cristo y su amor por la Iglesia. Indica que el texto tiene grandes dificultades.

El texto de Fray Luis de León dedica un total de 20,848 palabras a un texto que tiene apenas 2,408 palabras. Puede ser que influyó el contexto familiar (él y su prima siendo religiosos ambos), o el contexto religioso (traducción que ocurre dentro de la Inquisición), o es una interpretación hecha desde la Iglesia y para la Iglesia. Pudo influir también el que se trataba de una traducción desde el Hebreo.

El otro texto que he leído es el de Wikipedia, escrito recientemente y que reúne numerosos pensamientos y que ha sido traducido a 78 idiomas. Indica que es un libro único dentro de la biblia, y que no es un libro sapiencial. En el Cantar, los amantes se encuentran en plena armonía, y sienten un deseo mutuo y se regocijan en su intimidad. Es un poema de amor conyugal ajeno a un texto con plan organizado. Quizás por ello hay múltiples interpretaciones a lo largo de los siglos.

Estos dos textos me llevaron a mirar qué dijeron autores como Octavio Paz y Jorge Luis Borges.

El texto de Paz (ver página https://ellaberintogrotesco.blogspot.com/2013/05/sobre-una-cita-entre-miles-de-octavio.html) sobre el Cantar de los Cantares de Salomón, indica. “La tradición judía y la cristiana han interpretado esos poemas  -dice Paz-  como una alegoría de las relaciones entre Jehová e Israel o entre Cristo y la Iglesia”. Me hace pensar en el maniqueísmo y debilidad de la base ideológica de tales religiones. Al justificar el Cantar como una alegoría, ¿no están asumiendo tales ideólogos una dependencia de algo más tangible, expresivo, creador y gozoso que sus burdos presupuestos ideológicos? La excusa erótica puede estar dotada de mayor carácter de divinidad que las abstracciones con que justifican aquellas reformulaciones morales y de control social que luego imponen“.

En el final de su nota (ver https://borgestodoelanio.blogspot.com/2015/07/jorge-luis-borges-de-alguien-nadie.html), Jorge Luis Borges indica: “En el budismo se repite el dibujo. Los primeros textos narran que el Buddha, al pie de la higuera, intuye la infinita concatenación de todos los efectos y causas del universo, las pasadas y futuras encarnaciones de cada ser; los últimos, redactados siglos después, razonan que nada es real y que todo conocimiento es ficticio y que si hubiera tantos Ganges como hay granos de arena en el Ganges y otra vez tantos Ganges como granos de arena en los nuevos Ganges, el número de granos de arena sería menor que el número de cosas que ignora el Buddha“.

Yo me quedo con la interpretación del encuentro de los amantes en plena armonía que se regocijan con su intimidad. Y me quedo con el Zen en tanto herramienta poderosa para sentir la realidad de la intimidad.

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